Emulando a nuestras antepasadas, que eran curanderas, sanadoras, alquimistas, parteras, enfermeras, agricultoras, sabias, sacerdotisas, las mujeres de hoy debemos volver a los remedios naturales que obran maravillas y nos ayudan a prevenir y superar muchas enfermedades.
La energìa vital de todo ser humano proviene del sol, el aire, el agua, la tierra, una comida saludable y racional, la alegrìa, la actitud positiva.
La mejor medicina es la medicina preventiva. Conocer las propiedades de los productos naturales, nos ayudarà a prevenir enfermedades de nuestra familia.
Los remedios naturales de antaño, los que utilizaban nuestras bisabuelas, abuelas y madres, los tenemos en nuestro còdigo genètico, desde los antepasados aztecas y españoles, que tenìan mucho conocimiento de la botica de la naturaleza. Códices aztecas, remedios españoles, fusionados en nuestra cultura…Alli han estado siempre.
En nuestra cocina, se fragua la salud o la enfermedad de nuestros seres queridos, de ahì la responsabilidad que como madres de familia tenemos, de acercar a nuestras mesas alimentos naturales, libres de venenos y plaguicidas, tan comunes hoy en dìa y causantes de muchas enfermedades letales.

Muchos médicos de hoy han olvidado que el agente terapéutico capaz de sanar todas las enfermedades, está más cerca de la naturaleza que de los sofisticados descubrimientos de los laboratorios farmacéuticos.
Tenemos antibióticos naturales tales como la miel, propóleo, ajo, cebolla, menta, limón, tomillo, ¡el agua! por mencionar sólo algunos y que estàn al alcance de todos los bolsillos, en nuestros mercados, en nuestra cocina, en nuestro jardìn, dispuestos a evitarnos y curarnos muchas enfermedades.
La salud, es lo más preciado que tenemos. Nuestros cuerpos son templos que debemos cuidar como lo màs valioso de nuestra vida, debemos dejarlo responder por sì mismo y curarse soll, con alimentos que estimulen el sistema inmunológico, más que con medicinas sintèticas, que a la larga, lejos de curar… enferman.
Sin una buena salud, no podemos rendir con todo nuestro potencial en ninguna tarea que nos encomendemos.
Las panaceas no existen, como lo es el hecho de que tampoco existe ni poseemos una sola terapéutica, una sola medicina, para todos los trastornos y para todos los seres humanos.
El médico de hoy y del futuro, tendrá que fusionar ambas medicinas si quiere encontrar una cura para sus pacientes. Abrazar las terapias alternativas será una opción saludable para la poblaciòn mundial, harta de medicarse con productos sintéticos que han agredido sus organismos.
La naturaleza nos ofrece muchas alternativas. Esa misma naturaleza de la que formamos parte y a la que habremos de volver al final de nuestro ciclo, nos aconseja en todos los planos una invitación al equilibrio y a la armonía que implica la conciencia de nuestra realidad totalá

Vivir en nuestro cuerpo, alimentarlo sanamente y convivir en armonìa con la naturaleza, nos da por resultado una vida saludable y productiva.
La naturaleza ha sido para las mujeres desde la más remota antigüedad, la respuesta a las dolencias de la familia. Hemos preparado jarabes, pócimas, elíxires, remedios, cataplasmas, tés, tinturas, infusiones, todo en pro de mantener saludables a nuestros seres queridos.
¿Quién no ha pasado una receta a sus amigas o parientes? quién no sabe cómo preparar tal o cual té para calmar alguna dolencia?
Busquemos en nuestros archivos genèticos y recuperemos esa sabidurìa ancestral que està alli… esperando a ser redescubierta… y vive más sana y feliz…sin intoxicarte con medicamentos sintéticos.
¿Mujer del siglo XXI, te animas a hurgar en tus còdigos genèticos toda esa sabidurìa herbolaria y natural?
Triny Terrazas
Sabiduría Milenaria