La riqueza de un país se mide por la abundancia de sus recursos naturales y humanos.
Cada sexenio, cada cuatrienio, deseamos que las empresas y gobiernos se vinculen y volteen hacia el campo tan olvidado en nuestro México.
El bienestar del sector primario es lo que da paz social y dignidad en todos los países.
El campesino mexicano está en el último lugar de la escala social y es el que, al fin y al cabo, nos da de comer.
Los empresarios se olvidan del campo, cuando piensan invertir en un negocio, invariablemente planean ubicarlo en las grandes ciudades, llenas de conflictos y problemas, colaborando para que estas crezcan hasta convertirse en metrópolis incontrolables, llenas de inseguridad y con un sistema de vida denigrante y deteriorado y esto ha traído como consecuencia que en el medio rural se concentre la pobreza, la desnutrición y la ignorancia y que este sector sea el más improductivo y pobre del país.
En cada pueblo, ejido o ranchería, hay infinidad de recursos naturales, para poner a trabajar toda esa fuerza productiva, la de profesionistas y campesinos.
Unos con su preparación y los otros con su fuerza de trabajo, podrían revolucionar el campo, evitar la migración y que crezca la delincuencia.
El mercado mundial demanda productos naturales saludables que México tiene.
¿Si en otros países el agro es rentable, porque en el nuestro no?
Las agroindustrias en México, son negocios muy nobles y rentables, pero tenemos que librar muchos obstáculos que impiden nuestro desarrollo y crecimiento. Nos impiden llegar más allá de nuestro propio paìs, sabiendo que tenemos muy buenos productos para hacerlo.
Estamos muy solos los empresarios mexicanos. No tenemos el crecimiento que quisiéramos.
Necesitamos librar esos obstáculos que han estado allí desde hace muchos años, decidirnos a crecer y a cruzar fronteras:
Seguridad en la tenencia de la tierra. No tenemos seguridad jurídica en la tenencia de la tierra y eso atemoriza al empresario que no se arriesga en invertir un capital en unas tierras inseguras, susceptibles de invasión y en las que se van a invertir años de esfuerzo, mano de obra y un capital considerable.

Banca de desarrollo. Necesitamos créditos reales para el campo con tasas preferenciales como los que se aplican en el sector agrícola de los Estados Unidos y Canadá, teniendo en cuenta que estamos dentro del T-MEC con estos dos países, nos dejan fuera de competencia las actuales tasas con las que se trabaja en el campo. Y en esta etapa de pandemia mucho más.
Se necesitan condiciones iguales a los que se manejan en los dos países mencionados, para estar a la altura de una competencia leal y equitativa.
Vinculación con el gobierno. Se necesita el apoyo gubernamental para el respeto a las empresas.
Que dejen de ver al empresario como el malo del cuento, cuando es quien aceita el engranaje de la economía en todos los países del mundo.
No queremos dádivas, ni limosnas, queremos apoyos reales para crecer nuestras empresas, que muchas, actualmente están a un 40 por ciento de su capacidad.

Infraestructura. Es muy importante conectar el campo con las ciudades, con carreteras transitables, vías de comunicación modernas, como la luz, teléfono, internet, etc.
Tenemos aun poblados viviendo como en el siglo XVIII, aislados por completo.
Inseguridad: Ha permeado el narcotráfico y la delincuencia en el paìs entero. Necesitamos seguridad para trabajar en paz, sin estar pagando precios tan altos como la vida, por tener una agroindustria.
Cada día hay más gente en el mundo y esta gente demanda comida.
Alimentos naturales, alimentos auténticos y lo que hacemos las agroindustrias mexicanas tienen mucha demanda en todo el mundo.
Pero estamos solos queriendo crecer a marchas forzadas y con todo en contra.
Pero seguimos porque tenemos pasión y responsabilidad en lo que hacemos, tenemos muchas familias que dependen de nuestras empresas y no podemos rendirnos.
Sólo nos queda seguir caminando sobre los surcos y amando a ese campo que nos da de comer, hasta donde la vida nos alcance.
¿Hasta cuándo el campo? No sé que esperamos. La gente comemos todos los días. Todos los días, todos los mexicanos, estamos conectados con el campo. Por sobrevivencia, volteemos a las agroindustrias y apoyemos este sector indispensable para el desarrollo.
Estamos en emergencia nacional, no hay mucho tiempo para pensarlo.
Apostemos al campo mexicano, decidámonos a ensuciarnos los zapatos en los surcos y volteemos hacia el progreso de México, hacia donde nace el alimento, de las entrañas de la tierra, de donde nace la autonomía y la dignidad de los países.
Recuperemos nuestra dignidad. Nuestro campo. Por sobrevivencia y por autonomía.
Triny Terrazas.