Las actitudes personales son tan sutiles e invisibles que la mayoría de las veces pasan desapercibidas.
Pero son tan importantes, en un mundo de desafíos y feroz competencia, para desarrollar todo su potencial y hacer realidad los proyectos de vida.
Todo mundo deseamos tener éxito. Pero el éxito tiene tantas caras, que a veces eso nos desconcierta y nos desencamina a otros rumbos.
Las actitudes personales para llegar a ser un ser humano exitoso son:
- Actitud positiva
- Excelente autoestima
- Tomar responsabilidad de nuestras vidas
- Entusiasmo por la vida
- Pasión por lo que hacemos
- Deseo de servir a los demás.

Cuando nos damos cuenta que la vida misma es un proyecto del tipo “Hazlo tú mismo”, y tomamos el control de nuestras propias vidas, éste va fluyendo por sí solo y lo demás, viene por añadidura,
Las personas exitosas de verdad, aceptan la responsabilidad de lo que ocurre en sus vidas –bueno y malo- aprenden de la adversidad y resultan resilientes después de la lección.
Cuando se definen objetivos y metas quiere decir que se identifica con claridad la finalidad de la tarea.
Si no se sabe a dónde se va, mucho menos se sabrá cómo llegar.
Alguien exitoso sabe perfectamente cuáles son sus metas y elige el mejor camino para alcanzarlas.
Una vez establecidas, no se debe perder de vista el objetivo final. Si fracasamos, tenemos que tener la fuerza para volver a insistir.
Una persona exitosa no se estaciona en un capítulo de su vida, ni se flagela con el pasado. Si se cae, se levanta fortalecido y sigue caminando erguido y digno. A los fracasos, les llama Lecciones.
Pero el verdadero éxito en la vida es descubrir para qué vinimos y cuando lo hacemos ese mismo entusiasmo nos trae todo lo demás: El reconocimiento, las metas realizadas, productividad, tranquilidad financiera y sobre todo la satisfacción de la labor realizada.

EL TRABAJO ES UNA PASIÓN PARA LOS EXITOSOS.
No son impulsados a realizarlo por la labor en sí misma o por los beneficios económicos que aporta.
Les gusta realmente y se divierten en él. Llegan a sus labores con el ánimo de un niño que entra a una feria y cuando hay problemas pueden salir después de 10, 12 o 18 horas de jornada, cansados, pero con una enorme satisfacción.
Una persona realmente exitosa, es aquella que encuentra siempre un desahogo a su creatividad y saben descansar y disfrutar del recreo, aunque tal vez estén “haciendo adobes”, planificando, creando proyectos o llevándolos a la práctica, pero saben equilibrar la vida personal con la profesional.
¡Simplemente, aman lo que hacen!
El trabajo funciona en la mayoría de los casos como el eco: lo mismo que le damos nos regresa.
Si le damos poco entusiasmo, mínima entrega, simulación, ineficacia, impuntualidad y falta de preparación, no esperemos que nos regrese reconocimiento, logros y éxito.
Busquemos la cara del éxito que más nos guste y, sobre todo, la que nos haga felices.
Triny Terrazas
Sabiduría Milenaria.